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CÚPULA: EXPANSIÓN NÓMADA

Intalación

12.000 metros de elásticos plateados / Traje de cuentas de acrílico / Caja de luz

22 mts x 10 mts x 8 mts

Museo de Bellas Artes

Santiago / Chile

2007

Una cuestión de interés en la susceptibilidad performática de la obra de Mahaluf radica en la re-utilización –y no reciclaje- de un grupo de obras que siempre están para organizar una relación universal. Hay que hacer notar que la bóveda de la obra del MNBA está conformada por elásticos, cuestión que ha aparecido en otras ocasiones pero de distinto modo, por ejemplo en “Nodo” (CCE, 2004-05) en que estos aparecen “sujetando y derribando” (virtualmente) el edificio en donde se encontraban estos emplazados; o bien en la performance de “Mnémica” (Die Ecke, 2005) en que la resistencia del propio artista está sometida a la tensión de los elásticos (que se habían usado en “Nodo”). Lo relevante es que estos dos ámbitos comparecen de manera concreta en la performance “Superficie y Resistencia Nómade” (Plaza Ines de Suarez, 2006), asumiendo de manera simultánea los dos ámbitos de la obra, y que parecían o bien podían pensarse distintas, aunque, sea dicho de paso, siempre estos elementos habían tenido una cierta susceptibilidad de relación, al menos en términos virtuales (la condición concreta de laxo/rígido de los elásticos en el espacio arquitectónico, reconvertido en rígido/laxo después de la instalación, en el CCE, etc.). Entonces, no había más que hacerlos converger. El mejor camino fue a través de la performance emplazado en el espacio público, un camino también virtual desde la performance de Die Ecke, en que Mahaluf se retira de la sala –hacia afuera, lejos, al espacio público- una vez cortados los elásticos que lo tenían constreñido. 

 

El traje fue estrenado como evento en una acción que el artista realizó en una plaza pública (Ines de Suarez, 2006) en la cual se desplegó un muro de elásticos puestos de manera horizontal entre dos árboles. El artista, premunido del traje de cuentas rojo, corrió y saltó hacia el muro elástico atravesándolo. Precisamente, lo duro y lo blando no son más que dos momentos simultáneos, posibles de sortear, para encontrar el sustrato de la obra. Dicho de otra manera, la performance es la posibilidad en las relaciones entre lo duro y lo blando, entre el artista y el mundo, más allá de la sacralidad del espacio del museo. De pronto lo rígido es alterado en todas sus expectativas económicas-sociales (las cuentas acrílicas de colores son la salida barata a la ilusión de la fantasía del lujo, además de ser siempre autónomamente una baratija) usadas para la confección de un traje que el artista tiene como vehículo de la acción. Este punto es de consideración en tanto nos permite pensar el objeto que está en exposición en el MNBA como una performance y no como un objeto, necesariamente. He ahí la susceptibilidad de lo performático, precisamente. La performance supone, en este momento, la conversión de todos los objetos y todos lo lugares en tanto nuevos contextos. O sea, la estrategia de Mahaluf ha sido de tal modo que no tan solo ha creado un “objeto” sino que, y principalmente, un contexto. Y la cuestión sigue, pues, cuando me entero de que es un contexto tengo ante sí la cosa, no la obra de arte como una cosa, sino el arte mismo. Por ello es importante sostener que la acción performática en Mahaluf es un tipo de relación con el ámbito de las cosas, como una relación para entender no tan solo una obra de arte sino que el movimiento que lo constituye como arte.

 

El traje en exposición no es sino que el momento virtual en el cual, al parecer, la única realidad se encuentra en la imaginación de lo que fue y lo que está por venir. Entonces, estamos conminados a sortear la cosa para encontrarnos con la cosa misma. Nos encontramos en la sala de museo con la obra de Mahaluf re-considerando el arte mismo.

 

*Extracto del texto "Lo duro y lo blando" por Juan Francisco Garate

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