Todo lo que hemos vivido es posible de medir. En un mundo globalizado, está relacionado con la idea de reconocernos y comprimirnos para una posterior expansión. Por tanto, supone un momento crítico, al mismo tiempo esperanzador. Lo que se derrumbó, lo que cayó, se condensó en fuerzas sociales. A partir de este punto, renace la posibilidad de crecer y avanzar hacia nuevos espacios. Es como sacar la esencia y reconocerla. No hay límites sino entradas, desde el enamoramiento hacia la esencia.

 

Cuando somos capaces de percibir la transformación en nuestro entorno y en nosotros mismos, comenzamos a mirar en profundidad, tomando conciencia de las relaciones que establecemos con el mundo. Empezamos a expandirnos.

 

En TRACE intento conectarme con mi esencia, reencontrarme desde otro lugar, de adentro hacia afuera y viceversa. Es intentar permitir el fluir natural de las cosas y respetar nuestra esencia. Redescubrir la presencia de nosotros mismos en los demás. Las latencias como motores de deseos que dejan huellas en nuestra existencia.

 

Es a la vez intentar salirnos por unos instantes de la resistencia a nuestro tiempo, reconociéndonos como cuerpos presentes y múltiples. 

 

Somos uno, somos múltiples.